miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Conoces tus necesidades para esta navidad?



¿Conoces tus necesidades para esta navidad?


Una buena idea estratégica para la víspera de navidad, sería invitarnos a nosotras mismas amigas queridas, a la más profunda de todas las reflexiones: ¿Cómo quiero recibir esta navidad?, ¿Qué deseos fluyen desde mi interior para ésta fecha tan especial del año? ¿Qué necesito realmente para pasar una navidad feliz y en armonía con mis seres queridos?

Tres preguntas que para muchas mujeres quizá resulten muy normales e interesantes, porque conllevan a un razonamiento sencillo, práctico y muy valioso en verdad, en cuanto a organización se refiere. Porque no me dirán ustedes que dentro de todos los planes y preparativos que ya se iniciaron para recibir esta navidad en casa, se nos habrá escapado pensar en uno de los anteriores cuestionamientos por lo menos ¿verdad?, a ver... observemos:

¿Cómo quiero recibir esta navidad?, ¡Vaya por Dios!, todo mundo quiere recibir bien a cada navidad de nuestras vidas ¿cierto? ¿Pero qué es recibir bien a la navidad?, ¿será acaso estar sanos?, ¿Tener dinero suficiente para comprarnos todos los gustitos que queremos?, ¿O quizá hacer una fiesta muy grande y ostentosa?, ¿o tal vez recibir la navidad tranquilamente en casa viendo una buena película?

Otros dirían: "Quiero lo mejor para esta navidad", ah... volvemos a lo mismo, ¿Qué es lo mejor para esta navidad?, porque recuerden que lo que para una persona puede ser bueno, barato (mejor dicho económico), o mejor, para otra no lo sería tanto o significaría otra cosa diferente, no todo mundo piensa igual, ni percibe igual, ni opina igual, y por lo tanto, cada cual seleccionaría cosas distintas, de acuerdo a su nivel o capacidad de entendimiento o discernimiento.

Segunda pregunta: ¿Qué deseos fluyen desde mi interior para ésta fecha tan especial del año?. ¿Vamos a referirnos a los deseos propios para sí mismos?, o deseos para y hacia otras personas: Yo puedo (por ejemplo), desearme muchos éxitos para esta navidad y también para el año nuevo 2011, ¿Por qué no?, pero también lo puedo desear intensamente para otras personas, como también puedo desear y hasta pedir al Señor, que esas personas tengan abundancia en esta navidad, que tengan salud, prosperidad, armonía, ingenio, solidaridad, caridad, misericordia, mucho amor y comprensión hacia los suyos... y tantas otras más que conforman los buenos deseos. Observemos detenidamente por favor, qué cosas fluyen desde nuestro interior y analicémoslas una por una.

Tercera pregunta: ¿Qué necesito realmente para pasar una navidad feliz y en armonía con mis seres queridos? -Quizá algunas dirán: Uf, aquí sí que me voy a hacer bolas en la cabeza al pensar en eso- ¡Pues nó!, es muy sencillo pensar en lo que realmente necesitamos para pasar una navidad feliz y en armnía con nuestros seres queridos, veamos:

Qué tipo de necesidades son las prioritarias: ¿Necesidades físicas, orgánicas, tales como alimentos, ropa y calzado?, ¡Procede!, hay que aprovechar los aguinaldos de diciembre para cubrir las necesidades más elementales, o quizá ¿Necesidades emocionales?: "Quiero cambiar mi alfombra para quedar bien con mis amistades", ¿Para qué vas a cambiar tu alfombra otra vez si ya la cambiaste el año pasado? todavía está en perfectas condiciones, no le hagas a la loca y mejor mándala a lavar ¿no? te ahorrarías unos buenos pesos, te explico:

Resulta que muchas veces no nos damos cuenta de cuánto dinero derrochamos de poco en poquito, en cosas que realmente no son tan necesarias ni tan urgentes o que tal vez ni llegamos a usar. Las mujeres por ejemplo nos caracterizamos por ese factor tan importante llamado: Consumismo, somos unas madonas expertas en consumir bienes, servicios y suministros que muchas veces no pensamos ni usar. Entonces observemos la gran diferencia que existe entre ambos conceptos: Consumidora y Usuaria.

¿No lo creen?, pues demos un paseo por las tiendas del centro de la ciudad donde vivimos: "Ay, qué bonito pantalón, se lo voy a comprar a mi hijo", "Ese suéter está bien padre, se lo voy a comprar a mi marido", "Mi hija necesita un estuche de maquillaje, esas sombras le van a gustar, se lo compro y me lo llevo para regalarselo en navidad", "Esta loción huele rico, me compraré dos frasquitos ahora que se pusieron de oferta por navidad", "Huy, qué hermosos accesorios trajeron a esta boutique... ¡y qué baratos!, me alcanza para comprarle unos arretitos a mi sobrina, otros para mis hermanas, un rubor para mi cuñada, un collar para mi mamá, unas pulseras para mi nuera, etc... ¡Total que la mujer termina llevándose media tienda, o la tienda completa a casa!

¿Qué observaron?, fíjense cómo la mujer adquisidora, o consumidora tiene vicio en las compras, padece de espasmos quincenales, le pica el dinero en las manos, las tarjetas de crédito, las chequeras, etc. Pero ella no es la única enferma de compras, al esposo y a los hijos también les gusta comprar ¿Cuántos usuarios tenemos entonces en casa o en la familia?

Aquí cabe hacernos una doble pregunta: Por ejemplo, después de que los(as) consumidores(as) han usado un producto, ¿lo almacenan, lo tiran o lo regalan, lo venden, lo rentan, o lo prestan?, pues fíjense ustedes que la respuesta a esta pregunta es superimportante para los mercadólogos porque deben coordinar su producción con la frecuencia con la cual los consumidores efectuarán sus re-compras. Pero también es importante para la sociedad la escasez de recursos (tanto económicos como naturales) porque nos están forzando a re-evaluar el uso de nuestros productos y servicios; y porque la disposición de la basura sólida es un problema ambiental de importancia.

Entonces que nos quede bien claro: ¿Quién es el comprador y quién es el usuario? Un punto inherente en la noción de que los individuos compran productos para sí mismos y para sus familias, es la distinción que existe entre compradores y usuarios. La persona que hace la compra real no siempre es el usuario, o el único usuario, del producto en cuestión. Ni tampoco es el comprador necesariamente la persona que toma la decisión del producto que va a comprar.

Una madre (por ejemplo), puede comprar juguetes para sus niños (quienes son los usuarios); puede comprar alimentos para la cena (y ser uno de los usuarios); puede comprar una bolsa de mano (y ser el único usuario). Puede comprar un disco que uno de sus hijos quinceañeros le haya pedido, o una revista que su esposo le haya pedido, o ella y su esposo juntos pueden comprar un automóvil que hayan seleccionado entre los dos, etc. pregúntate: ¿Quién eres? ¿Consumidora? ¿O usuaria de lo que compras?, sólo así, y solamente así, de esa manera conocerás cuáles son tus verdaderas necesidades personales, elementales, físicas, emocionales, sociales, psicológicas, o muy íntimas, profundas y absolutamente individuales, eso sólo tú lo puedes saber y recuerda que no puedes darte el lujo de gastar más de lo que tienes.

Es muy común que las post-compras te dejen un mal sabor de boca: Una blusa que no te probaste y te quedó ajustada o te quedó grande y ya le arrancaste la etiqueta ya no tiene devolución o cambio, unos zapatos que te aprietan y hasta ampolla te sacaron en los pies, un tinte del pelo que te luce fatal, una aroma de loción que tumba a todos por donde vas dejando tu estela, etc. ¡Qué horror y tan caro que me costó! -dirás quizá- y más... (Por ejemplo), cualquier mujer puede sentir coraje, impotencia y hasta remordimiento o insatisfacción con la elección que hizo por sus compras, y yo te pregunto una vez más: ¿Tienes necesidad de llegar a tal extremo esta navidad o cualquier otro día de tu vida?

Con el mayor de mis deseos de que tu navidad, sea plena de éxitos y buenas decisiones.

Doral.

1 comentario:

  1. HOLA JACQUE:

    Muchísimas gracias por tu amable invitación amiga querida, ya hemos aceptado con mucho gusto, bellísima postal de navidad, te quedó de lujo, y wow qué bellísimas fotografías mi linda.

    Excelente tu blog, felicidades de todo corazón.

    Cariños,
    Doral.

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