viernes, 3 de diciembre de 2010

El sabor dulce de la navidad



El sabor dulce de la navidad.

La época de navidad, siempre es la mejor de todo el año en materia de emociones, sensaciones, placeres, gustos, etc... Y es interesante ver cómo se relacionan éstos factores con nuestros órganos fisiológicos, ya que es muy obvio que el sistema inmunológico está siempre pendiente de todo lo que le suministramos de manera constante y gratuita, siempre listo para reaccionar, y esto sucede con cualquier gusto o susto, y hasta con cualquier impresión.

El sabor dulce de la caña por ejemplo, es una carga cultural de nuestra historia y se asocia con una condición orgánica y por supuesto emocional, principalmente en navidad. Los dulces variados de toda clase y especie, con envoltura o sin ella, chiclosos o cremositos, con caramelo o frutitas deshidratadas, algunos naturales, otros con muchos conservadores, etc., pero siempre a la vanguardia del más exigente paladar.

En la preparación de las comidas tradicionales de diciembre, la navidad y sus posadas, de igual manera se acostumbra consentir el buen gusto de los conocedores del sabor dulce, el refinado agridulce, apiñadito, o con manzanitas deliciosas (y muy sabroso por cierto), algunas son bañaditas con chocolate, o aderezadas con menta confitada.

¿Y qué decir de los incomparables bueñuelitos?... ¡Esos no los perdona nadie! y hacen agua la boca, alegran el corazón y producen betoendorfinas... ¡Con sólo imaginar lo deliciosos que son!, y vaya que a los niños les encanta repetir su dosis de doraditos enmielados, en jugo que va enriquecido con el famoso piloncillo, azúcar morena, canela y clavo de olor, especito o liviano, calientito o tibio se sirve en el platón hondo sobre los buñuelos doraditos y... ¡Mh!.... ¡Oh manjar de los Dioses!

También nunca falta en las mesas navideñas, una buena dotación de los deliciosos rebanadillos de biznaga y los higos en almíbar, las ciruelas españa y dátiles capirotados en miel de torrejilla, la calabaza preparada en espeso turrón, que al secarse, queda como para chuparse los dedos. Los membrillos de fruta; fresas, cereza, frambuesa, piña, melocotón, y los sabrosos guayabates que aún siendo tan riquísimamente dulces, no empalagan; si se come uno, quiere uno seguir comiendo otro, pero yo prefiero los duraznos naturales o en almíbar.

Las señoras cocadas (que son dulces de coco), no se quedan atrás, éstas las venden en presentaciones variadas y sugestivos colores en rosa mexicano o amarillo muy fuerte... ¡Se ven preciosas! que no resiste uno la tentación de llevar a casita y sorprender a los nuestros. Además, es muy tradicional disfrutar de los riquísimos jamoncillos de nata, preparados con leche naural o condensada, margarina, azúcar morena y unas gotitas de vainilla, a éstos también se les puede agregar color o cocinarlos al natural, igual saben muy sabrosos.

Otras frutillas dulces muy famosas que le acomodan a casi todo tipo de comida (incluyendo los tamalitos), son las morenas consentidas de los niños llamadas pasitas, éstas se pueden comer a puños (jaja) y siempre pedirán más. Se usan además para el relleno del tradicional pavo navideño, o en algunos hogares las acostumbran en un simple guisado de picadillo, dan un sabor muy rico y es elegante a lado de las aceitunas, chicharitos y lechuga orejona con sus rabanitos.

Los cacahuates... Ay, qué ricura cuando están engarapiñados, enmielados o al natural. Éstos son famosos con todo y cáscara, pues así los ponen dentro de las piñatas que se rompen tradicionalmente en las posadas (por lo menos en México), y son muy comunes en las fiestas, los venden por kilos, o ya peladitos y en bolsitas pequeñas con sal y limón, para otros gustos.

En las confiterías y dulcerías se acostumbra mucho vender dulces por kilos, se les llama: Dulces de colación; entre los que van incluídos los famosos huevitos de colores y confites que llevan en el centro una semillita de cacahuate pelado precisamente. No es novedad encontrar una inmensa variedad de gomitas de varios sabores, algunas con sabor a mandarina, y dulcesitos en forma de figuritas de goma con saborizante, culebritas, panditas, estrellitas, etc., que hacen la delicia del paladar de grandes y chicos.

Pero lo que nunca podría faltar dentro del castillo de los sabores navideños es el Rey de los dulces que es el Chocolate, moreno, blanco, negro, o como sea, pero de este señor tan dulce nos podríamos pasar platicando muchas horas, sin embargo vamos a dejarlo a la imaginación de nuestras amigas lectoras, porque seguro alguna de ustedes tendrá algo que opinar, o alguna recetita mágica por allí que compartirnos ¿de acuerdo?, ojalá se animen a escribirnos, con mucho gusto por acá estaremos recibiéndoles en su casita virtual y muy feliz navidad en su cocina mis amigas del alma que en estos momentos yo imagino ya está lista para arrancar motores, pues se acercan días de intensa actividad culinaria y una buena cocinera siempre debe estar al tiro para empezar. Yo ya puse muy mona mi cocinita, ¿y la tuya cómo está?

Feliz navidad y paz amigas,
Doral.

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