lunes, 22 de marzo de 2010

La Escalera de la Felicidad



La Escalera de la Felicidad


Conversando con una gran amiga, ayer me decía que ella ha llegado a considerar que lo único importante en esta vida es ser felices y dar felicidad “poco a poco” a los demás, pero… ¡A manos llenas!

Me llamó poderosamente la atención su frase que me puso a reflexionar: “Yo pienso que la felicidad sólo son pequeños trozos del tiempo que a veces nos alegran la vida; pero que alguien sea feliz las 24 horas del día, creo que no. No se qué opinas tú.

¿La felicidad, fragmentos del tiempo?, ¡Vaya; qué chica tan linda y tan inteligente, a mí jamás se me hubiera ocurrido mostrarlo de esa manera, pero le encuentro una buena dosis de razón, y otra buena razón para dejarle aquí mi opinión al respecto.

Pienso que la vida misma está compuesta de momentos sí; pero para descubrir lo interesante que puede resultar detectar lo dulce o amargo de esos momentos, o “trocitos de vida” (como mencionó mi amiga), se necesitaría colocarnos (imagina), primeramente al pié de una grande y empinada escalera, por donde día a día se van escalando peldaños.

Algunas personas por cobardía o por miedo se quedan en los primeros escalones, otras a la mitad, otras valientes suben más alto, pero también hay quienes retrocen en vez de seguir subiendo, muy pocas son las que llegan a la meta.

Allá en la cima del cielo; (sigamos imaginando), existen tres montañas que a través de nuestro equilibrio físico y psicológico, podemos alcanzar:

La montaña del éxito,
La montaña de la salud
La montaña de la felicidad.

¿Pero cómo va a tener éxito quien no sabe ni siquiera lo que quiere?, tenemos que aprender a utilizar la herramienta maravillosa de la auto-crítica amigas queridas, teniendo momentos de introspección y disfrutar esos encuentros con nosotras mismas, obervarnos y vernos a sí mismas con franqueza, sinceridad y valor… ¡Tal cual somos!, sin compadecernos ni sentirnos las mártires.

Ya sabemos que hemos sufrido, que nos han engañado, que nos han utilizado, que nos han maltratado eso es innegable, pero tambien saber reconocer en tiempo y forma, qué fue lo que dejamos de hacer para impedirlo en vez de dedicarnos a lamentarnos y tirarnos a matar en el charco de la autocompasión, culpando siempre a los demás de nuestras desgracias.

Obviamente y en tales circunstancias, la salud física y mental se atrofia con tantos sentimientos encontrados, amargas reacciones y resentimientos añejados por el dolor, la impotencia, la baja autoestima, el rencor, el odio, la pereza, la inestabilidad emocional y también la falta de voluntad abrazadita a la falta de amor y fe.

El dolor es inevitable dicen, pero el sufrimiento sí se puede evitar, pero al parecer no nos interesa evitarlo y preferimos disfrutarlo masoquistamente… ¡Eso es un crimen moral!

Y la verdad de todo ésto amigas queridas, es que para subir peldaños en esa empinada escalera que es la vida, sólo se necesita de tres elementos esenciales que voy a convertirlos en preguntas que quiero que se hagan a ustedes mismas:

¿De dónde vengo?
¿Qué estoy haciendo aquí? y,
¿Hacia dónde quiero dirigirme o hacia dónde voy?

Quizá vengas de un hogar humilde o naciste en un cojín de plumas de ganzo, no importa, son dos extremos que se tocan, y ni la pobreza ni la riqueza son condicionantes o impedimentos para llegar a la cima de la montaña.

El pobre se queja de que no tiene dinero y el rico se queja, porque piensa que le van a robar su dinero y ninguno de los dos se decide a ser feliz con lo que tiene, ni se conforma con lo que es y ha hecho de su vida, y tú… seas rica o pobre ¿Qué importa? ¡Tú puedes dejar de sufrir soltando y dejando ir a la paranoia del poder y subir tu montaña!

El secreto está en ir mejorando paulatinamente todas las características físicas y psicológicas, equilibrar nuestra forma de sentir y de actuar para ir poniéndole sabor al caldo (como decía mi abuela), ubicar nuestra posición o estatus en el seno familiar, laboral, social, académico y hasta sentimental, e intentar momento a momento (si es posible), seguir escalando peldaños hacia la cima de la autorealización.

Atrevámonos pues a hacernos el mejor regalo de vida, y soltemos las culpas, las soledades y las penas, dejémoslas ir y subamos peldaños sin que nada ni nadie nos detenga, los deberes existen es verdad, pero también existen los derechos y quien cumple con sus deberes, tiene derecho a exigirse sus propios derechos ¿quién dijo, o dónde está escrito que esté prohibido?

¡Cuánta razón tiene mi amiga! “La felicidad es un estado, así como es la pena, y tales cosas no son siempre iguales cada día” ¿no crees? ¡Por supuesto que lo creo y lo garantizo, la felicidad es un estado mental, y tú decides y hasta defines si la quieres o no. La felicidad como tal, no existe… ¡se forja!… ¡Se vive en el trayecto y se disfruta en el camino!

¿Ustedes qué opinan mujeres amigas?
Saludos muy afectuosos con mi respeto y cariño siempre.

Doral.

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