martes, 6 de abril de 2010

¿Qué tan persuasiva eres, mujer?

¿Qué tan persuasiva eres, mujer?


A veces resulta muy interesante, observar cómo "funcionan" las personas, conocer cómo ven y perciben las cosas a través de sus canales de comunicación, que son los sentidos, detectar qué cosas son importantes para ellas y la manera que tienen para enfocar y conseguir sus intereses personales, partiendo del conocimiento que tienen de su lenguaje verbal y corporal, tomando en cuenta que cada persona construye diferente su realidad, y aquí cabe preguntar:

¿Por qué las personas poseen diferentes formas de percibir y de persuadir? ¿qué complejo mecanismo cerebral está involucrado en estas funciones neurolinguísticas?, puede haber semejanzas en la forma de concepción de las cosas, pero nunca son similares, además algunos seres humanos tienen más empuje, más tesón para lograr sus objetivos.

En este marco, a la mujer se le otorga el galardón de la excelencia en materia de persuasión. Se dice que la mujer no solamente está preparada para persuadir por su belleza, sino que posee capacidad, inteligencia y habilidades extraordinarias, tambien para lograr la seducción: Una sonrisa, una mirada, un detalle y nadie sabe en qué momento queda enganchado con una sola palabra de la mujer seductora, influyente o persuasiva. Una palabra predicativa que puede dejar marcada la vida de alguien, sin que éste se haya dado cuenta siquiera.

La mujer no necesita esforzarse mucho para lograr su persuación a la perfección cuando le interesa algo o alguien. Ella (la dama), es muy hábil, intuitiva, observadora, detallista, dedicada, y muy delicada, muy femenina para utilizar su verbo en aras de una conquista. Posee mucha sencillez para las comunicaciones, es afecta (en un buen porcentaje), a darse a conocer con suma facilidad, incluso, hasta pareciera que tiene una urgente necesidad de que que todos le conozcan. ¿Por qué sucede ese fenómeno? ¿Por qué la mayoría de las mujeres dependen tanto de la aceptación del otro? (algunos hombres tambien).

La aceptación social, se ha convertido entonces en un "producto barato" que todas y todos quieren comprar al precio que sea. La mujer se esmera por sentirse querida, necesitada, valorada, tomada en cuenta por el hombre, y el hombre con su eterna manía de posesión machista y por demás trillada, se refina en el arte de la "cacería" a su nova (nueva) presa, de allí deviene el origen real de la palabra: "casanova", aunque tambien existen por allí otros datos que le adjudican ese nombrecito o apodo, a un personaje nacido en el siglo XVIII y que incluso en la actualidad se les llama: "Casanovas", a los hombres que tienen un gran erotismo, con la capacidad de poder amar profundamente a las mujeres.

Los expertos en la materia, médicos sexólogos de profesión (véase http://www.entornomedico.org), aseguran que los casanovas siempre andan en busca de un nuevo amorío, con el fin de entender su propia existencia, ya que se maneja que detrás de cada casanova existe un homosexual no asumido. Lo anterior se basa en que éste trata de afirmar su masculinidad y heterosexualidad, con el fin de demostrar que no es homosexual y dispone de una gran capacidad para amar a las mujeres y que al casanova hay que diferenciarlo del Don Juan, que es otro tipo de personalidad y su motivación es otra, pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Lo curioso de todo ésto, es que al hombre y a la mujer, no les importa despersonificarse en el camino hacia la persuasión. Se les olvida que la individualidad es precisamente el centro de gravedad permanente sobre el cual debe girar toda intención personal y sincera. Pierden su rumbo firme al tratar de persuadir, abandonan sus buenas maneras, se ponen en oferta con tal de conseguir sus propósitos. Desconocen que los ojos son el "Suicht del cerebro", y que con una sola mirada persuasiva se puede fulminar a alguien, o se puede seducir de manera involuntaria. No voy a ampliarme más en ésto, lo haremos en otro tema próximo.

Aquí sólo se trata de sintetizar de manera resumida, los distintos factores que intervienen de manera directa en el arte de persuadir, que por supuesto es un tema bastante extenso, mismo que ha estado sujeto a estudios e investigaciones científicas en universidades muy prestigiadas del mundo, pero que indiscutiblemente tambien nosotras las mujeres podemos conocer los elementos que la conforman y experimentar dentro de nuestro diario vivir con el ánimo de hacer un inventario y nos detengamos por un momentito a pensar: ¿Qué tan persuasiva y tenaz soy como mujer para lograr mis propósitos?, o... ¿Qué tan frágil soy para dejarme influir, manejar, manipular, seducir o persuadir por los demás?

Les invito amigas lectoras, a la más profunda de todas las reflexiones,
Con mis respetos y cariño siempre.

Doral.

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