miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Cómo es la relación con tu "ex" pareja?



¿Cómo es la relación con tu "ex" pareja?

Qué increíble parece que en pleno Siglo XXI, aún prevalezcan las confusiones, los miedos y temores cuando se rompe una relación sentimental, demostrando así que el machismo o la sumisión de ambas partes, predominan en las culturas a través del tiempo, aún cuando la pareja haya terminado formalmente su compromiso, siempre hay, o habrá algo que quedó inconcluso en las paredes del pensamiento que se niega a renunciar a la esperanza, no quiere soltar su pasado, no quiere dejarlo ir, se aferra a los recuerdos, los atesora como reliquias, aunque le haya ido mal. Es como una especie de masoquismo bien disfrazado, le duele recordar a su pareja y todo lo que vivieron juntos, pero no quiere soltar los apegos de su razón atormentada, le lastiman pero tal pareciera que disfruta sus viejas heridas sentimentales.

O quizá lo que la mujer busca, no es conservar su esperanza, sino seguir dependiendo de esa simple sensación de "bienestar" que le proporciona el considerar que podría darse un reencuentro aunque fuese amistoso, y así satisfacer de alguna manera eso que llamamos dependencia emocional, y cuando se busca seguir alimentando esa dependencia emocional, aunque la pareja ya esté separada, es como quedarse anclado en el ayer, enganchado en lo que ya no es, colgado de lo que ya pasó, ya ha quedado atrás, está bien muerto y enterrado y no tiene regreso posible, y por supuesto la mujer se siente fatal, se siente suspendida entre el cielo y el infierno, sin nada a su alrededor de qué, de quién, o de dónde sujetarse.

No procede ni corresponde pues amigas queridas, seguir sintiéndose atadas, ligadas, comprometidas o hasta amiedadas por o con relaciones que ya no están formalmente constituidas. No existe ya ninguna obligación para con aquella pareja con la que ya no estamos conviviendo ni sosteniendo ningún tipo de relación y por lo tanto tampoco tenemos ya ningún derecho de reclamar nada, absolutamente nada, y con menos razón si el otro ya ha decidido reconstruir su vida al lado de otra persona, pero...

Muchas veces sucede que algunas mujeres utilizan a los hijos para seguir manteniendo cualquier vínculo con su ex, o viceversa, es el hombre quien sigue chantajeando a la mujer con el cariño, dineros, regalos o con la patria potestad de sus hijos para seguirse viendo con la ex, o hacerle la vida de cuadritos o de pedacitos e impedirle ser feliz con otro hombre. Sería el colmo que la mujer todavía se sintiera comprometida a obedecerle, y terminara acorralándose ella misma en sus temores o lo que sería peor, que cayera en el charco de la autocompasión ante la insistencia cruel de aquel "macho herido" que no acepta que haya sido la mujer quien lo haya abandonado por mujeriego, irresponsable, borracho y mantenido.

Sin embargo no todas las causas o motivos de separación son por irresponsabilidad, alcoholismo, drogas, infidelidad, maltratos, etc., sino que tambien hay parejas separadas por incompatibilidad de caracteres. Es la mujer quien siempre absorbe la mayor defensa, y ésto se debe a que es precisamente la mujer quien sabe que sufre más el que siente más. ¿Y quién se supone que siente, o reciente más en cualquier relación?

Cuando eso sucede, lo más probable es que haya momentos de sincero arrepentimiento y surge de manera inmediata el porqueísmo: ¿Porqué no supe entenderlo?, ¿Porqué no lo platicamos?, ¿Porqué me sulfuré o me precipité?, ¿Porqué no controlé mis celos?, ¿Porqué no permití que me explicara?, ¿Porqué tuvo que buscar a la otra teniéndome a mí?, ¿Porqué me lo sigue negando si ya tuve las evidencias en mis manos? ¿Porqué tengo que aguantarle eso?, o ¿Porqué me mintió diciéndome que ya no quería nada con ella?, entonces… ¿Porqué la sigue saludando después de todo lo que ella le hizo? ¿Y yo qué estoy haciendo entonces en su vida? ¿Qué tan idiota se me ve la cara?, etc., demasiadas preguntas que seguramente se quedaron sin respuesta, y la verdad es que, eso es lo que menos importa ya.

Sucede pues que lo más importante allí no es estancarse o esperarse dejando pasar más tiempo para ver qué fue lo que realmente sucedió con nosotros cuando hemos decidido que todo se acabó, sino someternos a la más profunda de todas las reflexiones, tomar las cosas como ahora son, sin mezclar sentimientos, para evitar así, seguir causando más dolor al otro y seguirnos lastimando inútilmente a nosotras mismas.

El otro no es tan fuerte como parece, ni tan pasivo ni tan indolente como para no sentir nada por lo que pasó, es un ser humano y también va al baño y se cepilla los dientes como tú, como yo, como todos y por supuesto que siente, y que no te lo diga o que no lo sepas, por supuesto que no cambia en nada la realidad, e incluso podría suceder que al otro le esté resultando más difícil superarlo y también esté enganchado en los recuerdos, en la añoranza de lo que pudo haber sido y no fue. Se ha perdido el contacto, pero su nostalgia y el idealismo por aquella persona amada, está allí presente cada momento entre las dimensiones del corazón y la razón que no entiende porqué tuvo que romperse una relación que aparentemente siempre fue hermosa.

Ahora la labor prioritaria es centrarse en cerrar las heridas del corazón, es necesario hacerlo para evitar que se infecte el alma, porque cuando se infectan otras zonas internas de la humana personalidad, no sólo se endurece el corazón y se cierra uno a la razón, sino también se incapacita todo el sistema emocional, se atrofian los sentimientos, se cancerizan los buenos deseos, y tal pareciera que por las venas no corre sangre humana, sino pura hiel o pura amargura, pero de eso hablaremos en el próximo artículo, Dios mediante. ¿De acuerdo amigas?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

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