miércoles, 18 de mayo de 2011

Adolescentes embarazadas.



Adolescentes embarazadas.

Hoy en día, una gran cantidad de niñas con edades de entre 12 y 18 años, salen embarazadas en la escuela, en el colegio y las universidades; pareciera que no existe en el mundo ningún tipo de información oportuna que llegue a las manos adolescentes y les haga comprender en el problema tan grave que se están metiendo, y les lleve a detenerse a tiempo antes de concebir criaturas que llegan al mundo sin ninguna esperanza, o no logran nacer siquiera, porque son asesinadas dentro del vientre materno, antes de nacer.

¿Cómo reacciona una niña que empieza con mareos, vómitos y que al poco tiempo se da cuenta de que está embarazada?... ¡Siente que el mundo se le derrumbará justo encima de su cabeza!... no lo puede creer, está aterrada, se siente desesperada, quisiera ocultar su vida bajo las sábanas y almohadas de la comodidad de su cuarto, o desearía incluso huir de todo, de todos y hasta de sí misma… ¡La culpa la tiene atrapada! ¿Qué he hecho Dios mío?... ¡Me van a matar en mi casa cuando lo sepan!

¿A quién acude primero para contárselo?, a su mejor amiga por supuesto: “Estoy embarazada Wey” “–no manches-, ¿cómo que estás embarazada?, ¿No seas bruta, porqué no te cuidaste?, ahora te lo vas a tener que sacar, o ya valiste “chetos” y yo junto contigo wey, porque mis padres ya no me van a dejar juntarme contigo”. Y desde allí nacen para multitud de problemas, ya que no en balde existe ese dicho que reza por allí, que “De noventa enfermedades, cincuenta proceden de la culpa y los cuarenta restantes de la ignorancia” La primera de las chicas porque no se cuidó a tiempo, y la segunda por impulsiva, inmadura y acelerada… ¡Igual, las dos equivocadas! Porque ninguna sabe manejar adecuadamente la situación.

Aquí es muy interesante observar que la culpa ocasiona un evidente desgaste emocional y orgánico: Torturas mentales, desvelos, miedos, aislamiento, dudas, temores, arrepentimientos y hasta separación del círculo de amigos, deserción del aula escolar o hasta abandono de hogar, junto con una tremenda obsesión por saber qué es lo que pasará o sucederá en el futuro, en vez de hacer conciencia de lo que estamos atravesando y madurar en el proceso, saber a lo que me estoy enfrentando, qué estoy sintiendo, y qué quiero hacer, para enseguida reflexionar profundamente y conocer las posibles soluciones que se presentan en el camino:

1.- El bebé debe nacer porque no tiene la culpa de nada. ¿o sí?
2.- Cómo voy a preparar mi cuerpo para el alumbramiento. ¿O no prepararse?
3.- De quién voy a depender económicamente. ¿Trabajaré? ¿O quién se hará cargo de mí?
4.- ¿Dónde o con quién voy a vivir? ¿Seguir en casa de los padres?, ¿Los abuelos? ¿dónde?
5.- ¿Buscar al padre del niño para que también se haga cargo? ¿O decir enfrentarlo sola?
6.- ¿Qué hacer cuando todos (la sociedad) te señalan la falta?, ¿esconderla o afrontarla?
7.- ¿Qué hacer para que no afecte demasiado el estado emocional por el impacto de la noticia?
8.- ¿Ante quien acudir a buscar ayuda psicológica y médica?
9.- ¿De quién hacerse acompañar a esas consultas?
10.- Realmente estás dispuesta a enfrentar las posibles consecuencias de tu acción y pensar en cómo repercutirán en tu futuro? ¿Crees que es el momento indicado para crecer como persona, mientras tu bebé crece en tus entrañas?

Preguntas básicas que toda mujer adolescente embarazada se plantea atropelladamente en su razón atormentada, y no siempre sale bien liberada con una o varias respuestas excelentes o adecuadas. Desgraciadamente la mayoría de las chicas que tienen que madurar de golpe, quedan traumadas por el resto de sus vidas, y ya no quieren volver a saber nada de hombres ni de obligaciones. Algunas chicas corren con la suerte de que el papá o la mamá pasan por alto el error y aceptan a la hija embarazada en su hogar hasta que nace el bebé. Pero a otras holgazanas desconsideradas, no les importa parir y seguir con su vida de solteras, como si nada hubiera pasado, son los pobres padres quienes tienen que hacerse cargo del bebé, e incluso al poco tiempo, la chica vuelve a salir embarazada y se repite la experiencia… ¡Por Dios! ¿De qué se trata esto? ¿Hasta dónde llega la desvergüenza e inmadurez de esas jovencitas?, o mejor dicho: ¿Hasta dónde llega la burla, y la falta de respeto que le muestran al hogar de sus padres?

Y también los padres... ¡Por Dios!... ¿Para qué se involucran? ¿Hasta qué grado deben permitir este tipo de situaciones? ¿Quién es más culpable en todo caso?... ¡¡Por Favor Señoras!!; ¿Para qué hablar de culpas? Lo hecho… ¡Hecho está! ¿Qué importa lo que pasó, o lo que hayamos hecho, o incluso dónde hayamos estado?. Lo realmente importante aquí y ahora, es mirar hacia el cielo de la experiencia:

¿Qué es la experiencia?... La experiencia no es lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado, sino lo que vamos a hacer aquí y ahora con todo lo aprendido. Es el momento de darnos cuenta en qué dirección se está desplazando nuestra vida, y qué sentido vamos a darle a nuestro diario vivir en el futuro, abrazadas de ese tierno pedacito de carne y hueso, fruto de nuestro amor, y producto de nuestras entrañas, por el que pagamos el más alto precio de amor… ¡El precio de ser mujer!. Eso es todo.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

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