viernes, 13 de mayo de 2011

Técnicas y Métodos para olvidar




Técnicas y Métodos para olvidar.



Dicen que la debilidad se supera dejándola atrás, y que las necias fantasías duran hasta que te decides a abrir los ojos a la realidad. Pero desgraciadamente, la mayoría de las mujeres que han sufrido demasiado por amar a quien no ha sabido valorarlas, respetarlas ni merecerlas, se niegan a renunciar a la esperanza, no están dispuestas a soltar las riendas de sus sufrimientos aunque éstos sigan doliendo más allá de la piel. ¿Por qué sucede esto? ¿Será porque les gusta sufrir y disfrutan su sufrimiento? ¿Será porque les agrada sentirse víctimas principales o mártires de primera clase? ¿Será que piensan que entre más lágrimas derramen en esta vida, más pronto se ganarán el pase o boleto para llegar más rápido al cielo?

No hay una fórmula mágica para olvidar a un hombre que mucho se amó y que desafortunadamente no supo corresponder sinceramente a nuestro amor o que nos engañó por conveniencia, fingiéndonos un amor que estuvo muy lejos de sentir y eso se llama “Hacer fraude sentimental, o estafa de amor”. Fue muy fácil para él, saquear nuestro corazón y llevarse todo lo que pudo obtener gratuitamente, para después huir como lo hacen los ladrones cobardes y traidores que llegan sin pedir permiso y se van sin decir ni adiós.

La mujer comúnmente tiende a enamorarse perdidamente, el hombre a medias en un principio, regularmente después y luego desaparece (muy pocos son los que se enamoraran realmente con todo el corazón), eso es lo más incomprensible. Nuestra razón femenina no entiende esas cosas, pero sí intuye que algo anda mal en esa clase de hombres tan dobles, tan volubles y tan inestables emocionalmente, que primero juran amor, le bajan el cielo y las estrellas a la mujer, y cuando consiguen lo que quieren, se les olvidan muy fácilmente las promesas, que quizá terminan repitiéndoselas, seguramente a la mujer del siguiente turno en su vida.

Y aquí cabe hacer una pregunta: ¿Quién de los dos sufre más la ruptura sentimental?… Obviamente la respuesta es clara, precisa y concisa: ¡Sufre más el que siente más!, y generalmente es la mujer quien siente más la partida de ese hombre que no sólo amó hasta la locura, sino que adoró con toda su alma y seguirá adorando por mucho tiempo hasta el grado de la obsesión enfermiza, o hasta que se decida a aceptar su realidad del presente.

La mujer se sumerge en su mundo de recuerdos agradables y desagradables, se entrega al pasado, lo revive, lo trae al presente tarde, mañana y noche, lo sofríe y lo cocina con chile, tomate y cebolla en el desayuno, comida y cena, no quiere soltarlo, no quiere dejarlo ir, sigue alimentando sus recuerdos con una necedad casi masoquista: Le duelen pero le gustan, y no quiere soltarlos, se resiste a olvidar a pesar de sus resentimientos, tristezas y frustraciones cantando siempre la misma canción: “Es que quiero olvidarlo, pero no puedo”, “Es que es imposible olvidarlo”, “Es que lo traigo siempre en mi pensamiento, no puedo sacarlo”.

¿Será que realmente no puedes, o no quieres sacar a ese hombre de tu pensamiento mujer? Obsérvate sinceramente a ti misma y encuentra la diferencia… A ver… aquí va una información importante: Las imágenes mentales se alimentan con los recuerdos ¿lo sabías? Cuanto más pienses en una persona, o en una cosa, más difícil será que la olvides. Esto lleva una buena explicación y una buena dosis de razón en una frase muy conocida que dice: “Revivir, es volver a vivir” y si estás reviviendo diariamente los momentos pasados ¿Tú crees que vas a olvidarlos pronto? ¡Yo te digo que no!

¡Trata al menos de observar cómo te dominan tus pensamientos! fíjate cuántas veces al día estás recordando lo mismo y girando alrededor del mismo círculo vicioso. Te duermes y lo llevas y vuelves a proyectarlo en tus sueños… ¡Es cosa de nunca acabar!, con razón te sientes cansada, agotada y debastada por tu propio desaliento… ¡Pero no lo sueltas! ¿Qué te pasa mujer? ¿Ves la tempestad y no te hincas?

Mira; el muerto al pozo y el vivo al gozo dicen, y encontrarle el gozo a la vida es aceptar (por lo pronto), que ya no tenemos a ese hombre a nuestro lado, que ya se fue, que ya es pasado, y que ese pasado ya está muerto, enterrado y que no tiene regreso posible. Lo que te falta es hacer allí, un alto en el camino para reconstruir la parte más emotiva de tu ser y trascender tu sufrimiento, elevar tu autoestima y caminar con rumbo firme hacia el progreso y re forestación de tu hermoso corazón de mujer. ¿Quién dijo o dónde está escrito que está prohibido?

Cuéntanos tu caso, y adaptaremos para ti; la técnica o método que más te acomode, partiendo desde tus circunstancias muy particulares. ¿De acuerdo?

Con mi respeto y cariño siempre,
Doral.

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