lunes, 29 de marzo de 2010

¡Oración de Mujer!



¡Oración de Mujer!


Este tema pretende invitar a todas ustedes amigas queridas, a la más profunda de todas las reflexiones y me gustaría que pusiéramos especial atención en una pregunta importante:

¿Qué significa orar?

Reflexionar en esta posibilidad, de qué cosas significa "orar", nos abrirá un abanico de posibilidades mentales contempladas desde el marco de la fe, la esperanza, la verdad y la vida.

Y la vida de toda mujer con fe, enfocada desde el punto de vista individual, nos permite incursionar en un ámbito interior nuevo, distinto al que pudieran contemplar nuestros ojos ante lo que vemos y pensamos, pero que no sabemos (la mayoría de las veces), clasificar ni discernir de lo que sentimos, porque aún no hemos aprendido a desarrollar esa partecita vital que tiene su asiento motor en el corazón femenino que es la intuición, ni siquiera hemos aprendido a manejar las virtudes de la intuición correctamente.

La magia de la fe, amiguitas queridas, obra maravillas es verdad, pero una fe sin conocimiento de causa y sin acción, se convierte automáticamente en una fe muerta, yerta… ¡sin vida! y no podemos, ni debemos definitivamente darnos el lujo de poner nuestra fe, nuestra confianza y nuestra esperanza sólo en lo que otros dicen y hacen sin haberlo experimentado anticipadamente en pellejo propio.

La mujer inteligente y sabia edifica, construye, implementa sus muy personales métodos para aumentar sus conocimientos propios y también los adquiridos en cualquier materia, o ámbito de vida, pero llevándolos a la práctica y dejar de esa manera de repetir como loros lo que otros hacen o dicen, imitando mecánicamente a todos. ¿Cómo esperar entonces que los milagros lleguen? me parecería algo totalmente absurdo.

La oración por lo tanto, no se debe imitar ni limitar, porque no se trata de un servicio público místico cualquiera, o de un producto pirata para el alma. La oración de una mujer debe salir del corazón de manera sencilla, franca y abierta, sin frases rimbombantes, porque para hablar con Dios, no se necesitan ni se requieren frases rebuscadas ni rimbombantes, se busca encontrar sí, la magia divina de una sincera entrega de amor, pero con respeto y devoción, pues para aprender a orar, también se requiere de una profunda reflexión convictiva, que deje en claro la congruencia entre lo que pensamos y lo que sentimos, poniendo de manifiesto y en manos del Creador, nuestra vocación espiritual.

Pero lo muy triste y conocido de nuestra época, radica en que la mayoría de los seres humanos no hemos aprendido a detectar ese sentimiento tan hermoso y divino que es la vocación espiritual, ¿por qué?, pues porque tenemos atrofiados los sentidos internos por falta de uso, nuestra alma se desespera por no saber más, por no ir más allá de lo establecido en este mundo de sueños y quimeras, nuestra pobre alma padece de una gran crisis de valores y una tremenda anemia espiritual que nos tiene al borde de cualquier peligro, a merced de cualquier tentación, no temos fuerza para enfrentar ni para combatir la viscisitud, precisamente porque se nos ha olvidado que así como le damos de comer al cuerpo diariamente, tambien debemos darle alimento al alma para que no yazca en su propio sopor ni muera lentamente dentro de nosotros.

Dicen que rezar también es una forma de orar (y es válido), pero no equivale a lo mismo, aunque ambas cosas pueden hacerse verbal o mentalmente. La oración se constituye en la llave maestra, no es una copia barata o una imitación. La oración es única, autónoma, libre, soberana y propiedad exclusiva del alma, del corazón y del espíritu de Dios que vive y mora dentro de nosotros.

Aprendamos entonces a convertir y a transformar la diferencia que existe de un: “llorar”, en un: “Yo-orar”, que son dos cosas totalmente distintas. Con lágrimas sólo se puede lograr que lavemos el alma superficialmente, y puede que hasta descansemos por un rato, pero orar con el corazón, es hablar con el Todopoderoso, es ponernos anímicamente en contacto directo con Dios.

Así que miren ustedes; hoy lunes 29 de marzo es el primer día de la semana santa, hoy empieza la semana mayor, es un buen momento para aprender a orar, y si alguna de ustedes amadas lectoras, en silencio desea poner un altar en su corazón, tome mi mano y oremos, ahora y siempre en comunión con Jesús.

Con mis respetos y cariño siempre,

Doral.

2 comentarios:

  1. Doral:

    Orar es la mejor manera de acercarce màs a Dios,el nos da laoportunidad de orar de contarle todo,nos da la oportunidad de agradecerle y de reflexionar en nuestra vida.
    La oraciòn nos ase abrir nuestro corazòn.
    Dios es unico y le gusta que oremos porque orar es tener una platica con el que es nuestro padre celestial y nuestro mejor amigo.
    En esta semana santa es tiempo de doblar las rodillas y decirle cuanto lo amamos,no nadamas esta fecha si no siempre,el nos a dado lo màs valioso que cualquier ser humano tiene la vida.

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  2. BUENOS DÍAS CONCHY QUERIDA:

    Sí; efectivamente mamaíta querida, orar significa hablar con Dios, ponerse en contacto directo con Dios, y para ponerse en contacto directo con el Creador a veces se logra llo-orando porque es cuando la mujer saca la parte más emotiva que existe en su corazón, es una especie de fibra muy íntima que el llanto toca en el alma de la mujer, entonces el contacto con el Divino no se hace esperar.

    Pero no necesariamente tenemos que estar llorando toda la vida para contactarnos con Él, hay diversas maneras de aprender a orar: Se puede hacer en silencio desde el alma, se puede hacer con verbo bajito, casi un susurro, o bién se puede rezar en voz alta, como mejor se identifique cada quien, pero la oración no tiene normas metodológicas (hasta donde yo sé) para aplicarla. La oración es muy personal de cada cual, pero en la mujer es exquisita a los ojos de Dios, precisamente porque la mujer posee una inefable e infinita sensibilidad para llegar al corazón de todos, razón de más... ¿verdad Conchy?

    Muchas gracias por tu valioso comentario hermanita de mi alma, te saludo con mucho cariño, esperando que esta semana mayor sea de unión familiar con Cristo y que mis sobrinitos adorados no te hagan mucho cochinero en casa, jajaja (besitos para ellos con mi corazón)

    Recibe un fuerte abrazo,

    Doral.

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