martes, 24 de agosto de 2010

¡Mujeres abandonadas!


¡Mujeres abandonadas!

Hablar de abandono, suele ser una causa que de alguna manera resulta muy dolorosa para todos, sobre todo para quienes la han vivido en carne propia, pues para todo se prepara el ser humano, menos para ser abandonado por otros o rechazado, que suele doler doblemente. ¿Los motivos?, pueden ser de diversa índole: Incompatibilidad de caracteres, diferencias sociales, traiciones, infidelidad, odios, incomprensión, etc., pero lo que sí es irrefutable es que a nadie le puede pasar desapercibido un abandono, incluso cuando este ya ha sido anunciado anticipadamente.

La mayoría de las mujeres que son abandonadas por sus señores esposos o por sus hijos, se sienten víctimas devaluadas, tristes, inútiles y devastadas por su propio desaliento, no tienen forma de salir del charco de la autocompasión, no quieren entender que nada sucede sin una causa, o una razón, culpan a otros o culpan a Dios de sus desgracias, pero nunca se les ocurre pensar que quienes generaron el abandono son ellas mismas con su actitud aprehensiva, posesiva, o sumisa e incondicional. Tan pronto son abandonadas, se vuelven un mar de lágrimas y hasta parece que van a inundar al mundo con su llanto.

Aquí hay una cuestión importante que desglosar generosamente. Me refiero a que ambos aspectos son extremos que se tocan, y por lo tanto, factores generadores de hartazgo en el hombre, ya de por si, impaciente, “delicado” e intolerante por naturaleza, a ninguno le gusta que le estén “moliendo” la vida, porque luego arranca, sin pedir permiso y sin decir adiós, y algunos, con toda su justa razón.

La mujer posesiva, dominante, encimosa, celosa y apegada terriblemente a su marido, siempre está buscando pretextos para dudar, para pelear, para hacerse notar, para llamar la atención ante sus seres queridos a través de chantajes sentimentales: “Es que no me quieres”, “Es que no me comprendes”, “Es que ya no te importo”, “Es que no piensas en mí”, “Es que tu deber es estar conmigo”, “Es que no soporto que me dejes sola”... ¡Por Dios!, Eso es enfermizo, delirante, asfixiante, aberrante… y se necesita en verdad mucha voluntad para tolerar a una persona insegura, retadora, fastidiosa, melosa hasta el cansancio, hacen que su hombre viva en un verdadero infierno, no lo dejan ni respirar, invaden su propia individualidad.

Sucede todo lo contrario con la mujer sumisa, apagada, dejada, insufrible, pasiva e indolente que no se inmuta con nada. Ella no tiene ni voz ni voto en nada, ni se preocupa por ni para nada porque todo le viene igual, confía tan plenamente en su marido que se siente como un animalito o una “cosa” de su propiedad, un mueble, un objeto comprado en un supermercado. Esa clase de mujer puede pasar desapercibida ante los demás, puede haberse muerto y puede que a nadie le duela ni nadie la extrañe, ¿por qué? Porque ella misma con su actitud neutralizada para todo y para todos, generó que su marido o cualquier miembro de su hogar, la pasaran a segundo grado.

Este tipo de situaciones extremistas, son detonantes para que al hombre se le llene el cantarito y decida romperlo, dejarlo todo de lado de manera abrupta o tajante y abandonar a la mujer a su suerte. ¿A quien le resulta grato convivir con una mujer llena de sumisión, de nimiedad, de pequeñez, de bagatela, que se siente insignificante, trivial y una tonta que se valora tan poco?... O ¿A quién le resulta grato convivir con una mujer extravagante, agobiante, persuasiva, prepotente, posesiva dominadora, e intransigente que desearía meterse a la mente de su pobre marido (si pudiera), y conocer hasta los más íntimos secretos de sus pensamientos y sentimientos?

Hay que reconocer que todos tenemos derecho a la in-di-vi-dualidad, y que cualquiera que ose interferir en tus terrenos, merece que se le ponga en su lugar, como decía una amiga nuestra: “Lo anormal es que no quieras seguir tu propio camino, que no tengas tus propias ambiciones personales, eso es lo patológico. Por muy sirviente que quieras ser de tu víctima, eso no está permitido en la especie humana. En el mundo animal si hay parásitos, chupa-sangres, etc. Pero como humanos no debemos permitirnos renunciar a nuestra propia vida para navegar en el barco del otro. Qué abominable.” Y hasta aquí mis comentarios amigas queridas. Hasta la próxima.

Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.

2 comentarios:

  1. Doral:

    Te admiro por la forma que tienes de escribir sobretodo de sentir.
    El abandono en ocasiones duele pero tambien aprende uno que cada quien tiene su espacio y hay que respetarlo,a la fuerza no podemos deterner a nadie menos chantajeando,es normal que nuestras lagrimas escurran por nuestras mejillas cuando alguien nos abandona,pero eso no quiere decir que tenemos que inundar nuestro hogar,no tenemos porque culpar a Dios por lo que nos pasa ya que somos las unicas responsables de nuestros actos.
    Aveces quedarse solo nos ase reflexionar y valorar lo que Dios nos da con tanto amor.
    Cuando alguien nos abandona nuestro deber es seguir adelante ya que no se termina la vida por eso,a la tristeza no le debemos dar cavida en nuestro ser ya que si ella se adueña de uno destruye.
    Yo puedo decirte que estoy bien GRACIAS a DIOS que estoy disfrutando de mi vida y de las maravillas que Dios me da dìa a dìa.
    Soy una mujer que a aprendido aser fuerte,cuando uno pone de su parte para llevar mejor la vida todo cambia para bien.
    Puedo decirte que los problemas ya no me ahogan,ya no soy victima y puedo decirte que respiro tranquilidad.
    Cada que te leo disfruto de cada una de tus palabras.

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  2. MI CONCHY QUERIDA:

    Como siempre nos compartes un hermoso ramillete de conceptos bien atinados y de carácter altamente considerable, pues con tu maravilloso ejemplo hermanita querida, seguramente quienes te leen, se animarán a participar, a emitir sus valiosas opiniones o quizá a practicar las técnicas y métodos que a ti te han funcionado para cambiar muchas cosas importantes para tu vida.

    No es fácil desde luego afrontar algunas situaciones desagradables como el abandono, el rechazo o los malos tratos inconcientes de otros, pero tampoco es imposible tomar las cosas como son, sin mezclar sentimientos, todo es cuestión de actitud y no tanto así de aptitud como muchas personas piensan y esperan estar bien en todo sentido para cambiar, ufff así pueden llegar a viejas y nunca lo van a lograr porque realmente su fe padece de una gran anemia espiritual, sin embargo...

    Hay quienes sí se animan, sí se juegan el todo por el todo (como tú) y mira aquí y ahora compartes los resultados conmigo y con todas nuestras amigas lectoras, cosa que te agradezco mi bella santa con todo mi corazón.

    Te quiero y te admiro mucho Conchy,

    Siempre,
    Doral.

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Trate de no escribir en mayúsculas por favor, a parte de ser de muy mal gusto, da la impresión de estar gritando. ¡Gracias por su comprensión!


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