domingo, 1 de noviembre de 2009

Día de muertos, en México



Día de muertos, en México.

Una vez al año conviven en México los vivos con los muertos. Inspirados por la creencia que la muerte es una transición de una vida a la otra, celebran durante los últimos días de octubre y los primeros días de noviembre, el reencuentro con el recuerdo de sus seres queridos. La ocasión: el Día de los Muertos.

A diferencia del ritual católico establecido para conmemorar el ampliamente celebrado Día de Todos los Santos, la costumbre que establecieron las culturas mexicanas pre-coloniales intercala las creencias indígenas con las católicas. Es una celebración alegre y colorida en la que la muerte asume una expresión vivaz y amistosa.

Los pueblos prehispánicos creían que las almas no morían, que seguían viviendo en un lugar especial llamado Mictlán. Allí descansaban hasta el día en el que podían volver a sus hogares a visitar a su familia. Antes de la llegada de los españoles, los nativos celebraban la regreso de las almas entre los meses de julio y agosto. Los españoles cambiaron las festividades al 2 de noviembre, para coincidir con el Día de Todos los Santos de la Iglesia Católica.

En la actualidad se realizan dos celebraciones para honrar la memoria de los difuntos amados. El primero de noviembre se honran las almas de los niños con diseños especiales en los altares, implementando el color blanco en las flores y las velas. El dos de noviembre se recuerda las almas de los adultos con una variedad de rituales.

El Día de los Muertos o el Día de Todos los Santos, se denomina de manera distinta en algunos de los estados de la república mexicana. Por ejemplo, en Yucatán se conoce como Hanal Pixán, o el paso de las almas sobre la esencia de los alimentos. En las alturas de Michoacán, se conoce como Jimbanqua, o la festividad que honra con flores a las personas que ese año fallecieron. En San Luis Potosí, Hidalgo y en el sur de Oaxaca se conoce como Xantolo. Es una tradición ancestral que, intercalada con el catolicismo, resultó en un momento y espacio especiales para celebrar la vida y el legado de los seres queridos, ofreciéndoles en un altar la fragancia de las flores, la luz de las velas, el aroma de la comida y la solemnidad de las oraciones.

También es un momento para burlarse de la muerte con las calaveras, poemas que aluden a una persona en particular, por lo general un político; calaveras hechas de azúcar, chocolate y amaranto que se regalan con el nombre del amigo para que “puedan comerse su propia muerte”, y artesanías especiales que aluden a distintos aspectos de los vivos, con esqueletos en representación de las actividades cotidianas.

Los preparativos empiezan la tercera semana de octubre con la cosecha de la flor cempasúchitl, también conocida como la flor de los veinte pétalos o flor de los muertos. Se vende en el mercado o Tianguis, donde la familia compra todo para la ofrenda. Las frutas, verduras y platillos especiales que se preparan se colocan en el altar para que el alma deguste la esencia y aroma de los alimentos. El primero de noviembre se realiza en muchos pueblos de Michoacán el rito de la Velación de los Angelitos, en particular en los cementerios de las islas de Janitzio y La Pancada en el Lago Patzcuaro.

Las niñas vestidas con blusas de satín, faldas de colores, delantales primorosamente bordados en punto de cruz, medias blancas y zapatos que brillan son el centro de esta ceremonia. Los niños ayudan a llevar las flores e interpretan canciones a sus hermanitos fallecidos, con pequeños instrumentos musicales. A un costado del cementerio las madres y las abuelas vigilan cómo los pequeños realizan el ritual de la Velación de los Angelitos. Es de esta manera como los padres transmiten a sus hijos la tradición.

El dos de noviembre las almas de los adultos se honran en sus casas con altares decorados. Cada estado cuenta con diferentes estilos pero todos representan un lugar de comunión espiritual. En muchos pueblos la vigilia en el cementerio dura la noche entera, del primero al dos de noviembre. En otros se realiza durante el día. Muchos combinan las oraciones con el sonido de la trompeta tocando una canción con un conjunto de mariachis.

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También se incluyen bailes rituales en algunas celebraciones. El Día de los Muertos es un momento de reflexión sobre lo que la vida significa y la misión que en ella hay que cumplir. Para unos, la muerte en muchas situaciones es un sentimiento doloroso por la separación física del ser amado. Para otros es la trascendencia, la transformación y la resurrección.

Durante el Día de los Muertos afloran todos estos sentimientos y creencias que dan vida a la memoria de los seres amados.

By Mary J. Andrade.
¡Gracias señora hermosa, por tan bello artículo!
Salud y saludos de ésta, su casita virtual amiga,

Doral.

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