viernes, 13 de noviembre de 2009

Quiero casarme y no encuentro galán!


¡Quiero casarme y no encuentro galán!

La vida se está pasando tan rápido para algunas mujeres, que en la espera desesperada de ver llegar a su príncipe azul y amor de su vida, piensan que ya el tren se les está llendo, que no encuentran novio por ningún lado y que van a quedarse solas para toda la vida.

Piensan que tendrán que aprender a vestir santos o pertenecer al club de la vela perpetua ¿saben lo que es este club de la veladora perpetua?… Ah, pues es un círculo o una congregación de señoras solteronas (con todo respeto), que se han quedado solas, otras por ser viudas que ya no quisieron saber nada de volverse a casar, otras si se volvieron a casar y les fue peor en el asunto, y algunas otras ni pensaron en casarse nunca, no más de ver cómo les fue a las primeras.

Y como es obvio, pues de tener que vestir santos a desvestir borrachos, pues mejor lo primero ¿no?, y con justa razón optaron por rezarle una novena a San Judas Tadeo, para que les alejara al feo, que tener que poner otra vez a San Antonio de cabeza para que les hiciera el milagrito de conseguirles a otro gran amor (que no se parezca), pero ni modo, éste está como el jocoque… ¡Bien perdido!

Y mientras llega el susodicho; la mujer sueña y delira despierta: “No importa que sea bajito siempre y cuando le funcione bien su… cerebrito. No importa que sea bien grandote, siempre y cuando no traiga garrote. No importa que sea tan flaquito, yo lo engordo con puro taquito. ¿O será que Dios me lo mandará bien gordito?… no importa, yo lo pongo a brincar y bajará su peso prontito… ¿Será fuerte y peludo como un oso?… ¡Mejor, pues será más sabroso! ¿Será feo y narizón? qué importa, si el otro era hasta barrigón. ¿le gustará mi vecina? ¡No hay bronca, lo mando a dormir a la tina! ¿Será bueno y trabajador? ¡No importa, yo lo enseño y no hay fijón! ¿Se querrá casar conmigo? ¡Más le vale, o lo mando colgar del ombligo!

Entonces, ¿qué remedio? A la mujer no le queda otra opción más que seguirse haciendo ilusiones, y cultivando emociones, mientras teje sus… oraciones (no piensen mal), pues el tiempo sigue corriendo y ella sigue queriendo, encontrar a su adorado, entre nubes de arrebol, para tenerlo a su lado, y cuidarlo como a un sol.

Hay mujeres que en verdad sueñan con casarse pero no encuentran con quien: “El guapo ya tiene novia”, “El que me gusta ya está casado”, “Aquél otro ni voltea a verme” “Con el que me tropecé, está ciego” “El que me saludó, lo pellizcó su mujer” “El de la tienda de la esquina, apesta a cebolla” “Aquél rico, es un presumido farolón” “El otro pobre, no se anima ni a acercarse” “Aquél otro… ¡NO!, ¡Ese no!… ¡Ese es gay! ¿Por fin? ¿Quién te entiende mujer?

Hay mujeres con mucha necesidad de afecto y mucha urgencia de casarse; ya no les importa que el hombre sea cojo, manco, ciego, sordo o mudo, flaco o gordo, alto o bajito, rico o pobre, agradable o desagradable, con tal de no quedarse solas.

¡Ah!, pero nomás se comprometen en matrimonio, allí si que prontito empiezan a encontrarle sus defectos al pobre hombre que creyó en sus promesas de amor y como es obvio, el hombre retrocede en sus planes y la mujer se queda como novia de rancho: vestida y alborotada.

Pero hay mujeres más prudentes, a las cuales, la vida les enseñó a ser más recatadas y más selectivas. Ellas (aunque se sienten solas), no tienen tanta prisa por buscarse un nuevo compañero de vida (y por lo pronto), aprendieron a valorar su soledad y a estar consigo mismas de manera sana, cordial, productiva y armoniosa.

Es bueno estar solas, pero no siempre.Por lo tanto; debemos entender algo importante amigas queridas; el estado civil perfecto de una mujer y del ser humano en general, por supuesto es vivir en matrimonio legítimamente constituido (la familia es una institución y la base de la sociedad), pero si por azares del destino, no ha sido posible conservar a tu pareja por incompatibilidad de caracteres, por falta de afinidad, por malos tratos, por infidelidad o por lo que sea, hay que darse un tiempo a solas para tratar de acomodar los pensamientos, organizar las ideas y reconstruir la autoestima, la confianza y la fe, que han quedado fracturadas en mil pedazos.

La soledad no es tan mala cuando se recibe como a la mejor compañera de penas y alegrías. Si ese es tu caso amiga lectora, aprende a poner las riendas de tu corazón y tu vida en manos de Dios, que sea Él, quien decida por y para ti, al mejor hombre que llegue a brindarte su amor, su respeto, su protección y amparo, ¡Porque tú lo mereces! y porque él también a su vez, está esperando depositar en ti… ¡Todo su caudal de valores sentimentales, emocionales, morales, etc., que pone incondicionalmente bajo el resguardo de tu hermoso corazón de mujer! ¡Porque tú lo vales!

¡Cuéntanos tu historia!

Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.

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