jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Dos pavos para navidad! (De la serie cuentos de navidad)



¡Dos pavos para navidad!
(De la serie cuentos de navidad)
Autor: "Doral"

Aquel día, Lidia llegó emocionada a su casa, traía su cara encendida de felicidad: -mamá...mamá, me regalaron en mi trabajo un pavo congelado de 7,140 kgms. para cocinarlo en navidad- ¿Te imaginas mamá?... ¡Son siete kilos, ciento cuarenta gramos de carne de pavo, con la cual podría comer toda una familia de 15 miembros en la cena de navidad!

La familia de Lidia era muy numerosa, pero a raíz de la muerte de los abuelos y la de (Eva), la tía más cercana, los miembros de su familia se había distanciado un poco, ya no era como en las navidades de años anteriores, en que todos se reunían en casa de su madre, participaban alegres de la cena y los regalos de noche buena, de los buñuelitos caseros, de los villancicos, de los globalones y los dulces de colación, del relajo y la algarabía, del ponche calientito con frutas, de los cohetes y las lucesitas de bengala, de las fotos y videos junto a la chimenea o con el hermoso árbol de navidad donde estilaban sentarse todos tan felices para comer dátiles enmielados, cacahuates tostados, mandarinas y tejocotes e inflar globos para todos los niños y difrutar la tronadera de confetis por toda la casa.

Lidia no sabía que hacer con su pavo, pero se le ocurrió la mejor idea: "¿Sabes mamá? este pavo tan gordo y sugestivo se lo voy a llevar a "Doña Cata", aquella señora que te conté que vive en Villa Juárez, es tan, pero tan humilde y con tantos nietos, que segurito le va a caer del cielo

Su madre nomás la escucha sin atinar a decir nada ante la emoción reflejada en el semblante de su hija haciendo planes para el pesado pavo que traía a casa, unos escasos días antes de navidad. La dejó hablar para que se desahogar su cúmulo de emociones, y cuando ésta hubo terminado de hablar, la madre le respondió:

Ay, hija mía, qué suerte tan grande, pero ahora debo comunicarte que tambien a mí me regalaron otro pavo, pero el mío es aún más grande que el tuyo, pues éste pesa 7,350 kgms. y yo te pregunto: ¿Qué podríamos hacer con dos pavos en casa?

La hija no podía creerlo, abrió tanto los ojos que no tuvo más remedio que parpadear para poder asimilar tal prodigio ¡Tanta comida en casa, para ellas dos solas!

Entonces tuvieron que idear nuevos planes; un pavo sería entregado en Villa Juárez a una familia muy humilde donde se podía hacer felices a muchos chiquitines proporcionándoles una exquisita oportunidad de cenar pavo su casa, ¿y el otro pavo? ¿qué iban a hacer con el otro pavo?

Mamá; este otro pavo lo tendremos que repartir en varios partes, o si no; pos nos vamos a enguajolotar aquí y cuando nos hablen pos vamos a tener que contestar: ¡CUAC! ¡CUAC!... pues es tan pesado que apenas si cabe en el congelador, seguro si no lo metemos rápido se puede echar a perder. -sí, seguro- respondió la madre.

Pero se me está ocurriendo otra idea mamá -comentó lidia- ¿y ahora qué pasa? le respondió la madre un poco enfadada, pues no tenía planes de recibir a nadie en este fin de año, con el ánimo de descansar y recuperar un poco su salud, que últimamente había perdido debido al exceso de trabajo y presiones ejercidas durante los últimos tres últimos años.

Mira no importa qué hagas con este otro pavo hija -le respondió firmemente la madre-"regálalo a tus tías o a tus amigas, o vete con Doña Guille, preparen mole, tamales, u hornéenlo, o lo que quieran... lo que sea... yo sólo quiero por favor estar en paz y me conformo con un sandwich vegetariano si es posible"

No, no, no... -respondió la hija- mejor no voy a ir a Villa Juárez, ¿para qué ir tan lejos si aquí mismo cerca de las villas por donde pasa el tren, viven tantas familias pobres a los que les llegaria como llovido del cielo un pedazo de pavo para la cena de navidad"

La madre ya un poco más molesta le dijo: "Mira hija, ya me da igual lo que hagas con los dos inches pavos que no tengo ahorita ni ganas de discutir por eso. Por mi no hay problema si te los llevas al río y se los das de comer a los peces, o a las tortugas o a los cocodrilos, ¡Por Dios!, eso digo... ¡Dale gracias a Dios, que tienes aquí en tu casa DOS PAVOS PARA NAVIDAD!, y tú discutiendo qué hacer con ellos, cuando hay hogares que no tienen ni siquiera un pedazo de pan para darles de comer a los suyos ¿Te fijas?

Ay mamá... ¡Pero no te enojes! ¿Cómo diantes no me voy a enojar si un pavo es mío? ¡¡Y con él hago lo que a mí me da la gana!! pero como te pones en ese plan, pos vete mucho al carajo con los dos pavos juntos, pero a mí, déjame en paz!

Amiga lectora; tú que me lees, ¿cómo crees que terminaría este cuento? envíanos tu valiosa continuación, la cual agradeceremos enormemente- ¿Qué pasará con Lidia y su mamá? ¿Se irán a enguajolotar? ¿Terminarán hablando como pavos goarrrr goarrr goarr? ¿Les darán los huesos a los vecinos?, perdón... ¿a los perros de los vecinos?

De corazón, mil gracias y feliz navidad con pavo o sin él.
Doral.

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